jueves, 4 de diciembre de 2008

Bohemios de viaje, de Charles Baudelaire (1852).



La profética tribu de pupilas ardientes
ayer se puso en marcha, llevando a sus chiquitos
en la espalda, o entregando a su enorme apetito
el tesoro siempre pronto de sus tetas pendientes.

Los hombres caminan bajo armas relucientes
junto a carros donde viajan los suyos apretados,
paseando por el cielo sus ojos cargados
con la triste nostalgia de quimeras ausentes.

Del fondo de su agujero arenoso, el grillo,
cuando los ve pasar, redobla su estribillo;
Cibeles, que los quiere, agranda sus verduras,

saca agua de las piedras y flores del desierto
ante estos viajeros, para los que está abierto
el imperio familiar de las tinieblas futuras.

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